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Contaminación V



Alguna vez pude ver la luna, pude hacer analogías con sus lunares de conejo.
Alguna vez platiqué con ella y aunque no me respondía, le confié todos mis secretos.
Alguna vez me acompañó en mi tristeza y en mis momentos románticos.
Pero ahora, nos han separado.
Creo que si la atmósfera se viera, sería como millones de ojos mirándonos morir.

Contaminación IV



No hay más calefacción, no es necesario.
Si la gente moría de hipotermia en el pasado ahora son tan bruscos los cambios de temperatura que no sabes cuando es que vas a fallecer.
Muchos territorios desaparecieron por tsunamis, huracanes e inundaciones, y con ellos, millones de personas que sobre poblaban el mundo; pero también muchos padecían de sequía y hambruna.
Los peces saltaban de roca en roca, con sus últimos impulsos de vida en lugar de nadar.
La ciudad existe en un estado ideal entre el día y la noche. Aunque todo es oscuro, creo que cuando se presenta un blanco grisáceo en el cielo, o mejor dicho un gris blanquecino, es cuando es de día y una enorme esfera a punto de morir con el paso del tiempo, nos hace el favor de no congelarnos.
Ya no hay cielo azul ni mucho menos se presenta un arco iris como lo solían llamar en mis libros desgastados de geografía. Creo que sólo fue un mito.
Ya no hay manto estrellado en lo alto, ya no hay aves volando hacia el sol. El cielo que ahora vemos es tinto al atardecer difícilmente podemos ver un ocaso, por la bruma y niebla de nuestro entorno.

Contaminación III


Las religiones se vinieron abajo por la crisis de pensamiento.
Al estar en un estado de vulnerabilidad, dejaron su fe de lado y siguieron viviendo sólo por vivir, contando las horas y los días antes de su muerte.
Las iglesias son lugar de diversión para bandidos y al igual que muchas de las religiones sobre el planeta fueron difuminándose en los pensamientos de las personas.

Ya no hay centros comerciales ni restaurantes, ya no hay bares ni museos.
Existen personas vendiendo lo que pueden afuera de sus casas o por las calles, pero no es mucho lo que ganan; hay personas vendiendo comida de dudosa procedencia en los mismos sitios, pareciera que el dinero se esfumó.
Algunos buscan satisfacer sus deseos carnales en los callejones de la ciudad “que más da quien nos vea”.

Las casas eran de madera de los últimos árboles sobre la ciudad, claro, eran para los privilegiados. Y los demás, o era su casa de cartón o era debajo de un puente al lado del río licuado de químicos viejos.
Rodeados por el río derramándose ruidosamente. Antes, se podían relajar las personas al escuchar las cascadas frescas y puras. Ahora solamente zumban sus oídos.

Unos dormían en las banquetas, otros dormían en las escaleras del palacio municipal. En la urna de los votos para elección de presidente se encuentran no más que cenizas.
Siempre se ven guerrillas y conflictos por defender su territorio con armas de fuego o a punta de cuchillas, vidrios, tijeras o cualquier punzo cortante. Los vencedores además, buscan el expansionismo.
Hay peleas por el agua potable que menos de 15 familias aun “gozan” de ella. Bien decían que por cada gota que dejábamos escapar del lavabo era una gota que iba a ser deseada en el futuro.

Contaminación II



Siempre con el mismo color de ropa, no es que fuese uniforme, no es que fuese nuestra cultura, es que los vestidos se tornaban oscuros justo al salir de casa.

Los abrigos y la vestimenta para invierno han desaparecido al igual que dicha estación. Todos los días es la misma ardentía, unos días mas calientes que otros. Es … irritante.
Hablando de estaciones, a muchos ya nos disgusta el verano, y no es por la calina que nos provoca, sino porque nos molesta tener que estar sacando a baldes la lluvia putrefacta de nuestras casas. Aquellas gotas inoculadas de lo que los hombres siguen produciendo, aquí en este pedazo de tierra muerto con cimientos improvisados.

Ya no hay maquillaje para las mujeres, sólo queda su propia sangre carmín que se oculta debajo de la piel con el polvo que el aire depositaba en sus rostros.
Ya no hay modas ni grupos sociales, ya no hay punk, ni dark, ni emo, tampoco existen los amantes del reggaetón ni de la banda, del pop o del rock. Los que dijeron ser alternativos también terminaron como todos los demás.
Todos visten de color oscuro, la mayoría se intenta suicidar, cada uno se arregla con lo que puede y escucha lo que hay en las débiles emisoras de radio. Hablando de emisoras; son pocas las existentes aquí, ya que todas cayeron y nadie paga por repararlas, las personas sólo escuchan estática perpetua.
Las baterías fueron desechadas, la electricidad permanecía por el trabajo mecánico de algunos inventos de estos años e incluso por los elementos químicos que se encontraban en los lagos y ríos cercanos a nuestro territorio.
Una anciana decía que tenemos electricidad por “milagro de Dios”.

Contaminación I



Un día normal, como cualquier otro.
Las mamás acariciaban la cabecita ennegrecida de los niños y destinaban una máscara de oxígeno a sus rostros resignados justo antes de salir de casa para ir a la escuela.
Todos los días después de insignificantes clases, jugaban en el parque, ahora un lugar con deshechos tóxicos y olor corrompido, cercado por alambres de puas y juegos oxidados.


Las mujeres sufrían al pasar el peine por su cabellera; no eran ni dos, ni tres, ni cuatro cabellos que se caían, eran decenas de ellos descendiendo por sus hombros a diario.

Los hombres mayores estaban tan acostumbrados a respirar el poco oxigeno que deambulaba por las calles, salían rápidamente sin peinarse, puesto que tampoco tenían cabello que cepillarse.


Las enfermedades rozaban el límite del pensamiento humano.
O eso creíamos, hasta que se descubrieron nuevos trastornos y plagas que nos invadían. Incluso en cada familia, había un enfermo al menos.

Era tanta su desesperación que los individuos que aparentaban tener alguna enfermedad eran enviados a aislarse fuera de la ciudad y si morían ahí, nadie iba a recoger su cadáver. El pueblo más que eso era una comunidad muy cercana.
Las personas acomedidas que dirigían la ciudad obligaron a los habitantes a depilarnos periódicamente el vello de nuestros cuerpos para que no hubiese más pestes.
 
L'o§ dﻉ di§puтﻉ | TNB